Por José María Ortega.
La Semana Santa da su pistoletazo de salida y con él también arranca nuestro particular mes de Abril, las acertadas palabras de un amigo, describen a la perfección lo que supone el Pregón de Semana Santa en Calañas; "Comienza a rodar la bola de nieve".
La Iglesia lucía con sus dos titulares en el altar impecable y majestuosa, sin duda un escenario digno de un momento tan importante y transcendental, en los bancos no cabía ni un alfiler llenos de un público expectante, la cargada agenda del fin de semana no impidió que el pregón de Semana Santa tuviera la grandiosidad, en todos los aspectos, que merece.
El pregón fue llevado por Francisco Sánchez. En el intervino la Hermana mayor Coronada García, tuvimos la oportunidad de oir a la banda de música Cristóbal Llanes. En el acto se entregaron los atuendos a la Verónica Marta Caro Martínez, y a las hebreas; Marina León Sánchez, Zoraida Cruz Morales y Sofía Márquez Centella.
La presentación del Pregonero fue a cargo de su Mujer, Nuria Suárez, una presentación sobre todo emocionante y pura donde sentimos el esfuerzo emocional de Nuria por sobreponerse a sus sentimientos enfrentados y poner en bandeja de plata la entrada de Manuel, con sus sinceras palabras.
Y llegó El pregón. El encargado fue un costalero hecho a si mismo, una de esas personas tan necesarias en un pueblo para mantener vivas las tradiciones, una de esas personas que participa y no se conforma con ser un mero espectador de lo que hierve en su tierra. Casi treinta años de costalero, Manuel "Álvarez", desde un conocimiento exquisito y madurado de lo que es la Semana Santa Calañesa, nos metió por vena con energía y casi rozando la agresividad en algunos momentos su Semana Santa, todo, eso sí, con temple, ese temple, de saber estar ante un público. El pregonero supo meternos en la piel de un niño costalero que absorbía la esencia de su abuela, supo trasladarnos a diferentes momentos de su vida junto al Cautivo con alguna reminiscencia de otra de sus pasiones, el carnaval y sobre todo nos hizo sentir en el corazón el peso de una trabajadera llevada con la única fuerza de la fe.
Un magnífico Pregón que echó a rodar la bola de nieve.
Enhorabuena Pregonero.
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