El pasado domingo se disputó la jornada 25 de la primera Andaluza Senior de Huelva, en la que el Atlético Calañas jugaba en casa con la obligación de ganar, para salir provisionalmente de los puestos de descenso. En frente tenía en similar situación al P.M.D. Aljaraque, que no venía precísamente a ponerselo nada fácil. El encuentro comenzó con un juego igualado por ambos clubes, aunque fue el equipo local el que consiguió romper el marcador, en el minuto 8, mediante un saque de esquina botado por Diego, que tras un remate estrechado en el palo, el rechace es aprovechado por Álavaro para batir al guardameta.
El Calañas golpeaba primero y se creció morálmente para hacerse durante momentos con el control del juego, pero los visitantes poco a poco fueron tomando protagonistmo, y de no ser por una gran actuación del guardamenta rojiblanco, que se estiró en una gran actuación para despejar un disparo raso envenenado y muy ajustado al palo derecho, se hubiera llegado a las tablas. Cuando parecía que el marcador no se movería hasta la segunda parte, el Calañas volvió a hacer su segunda diana, en otro corner ejecutado por Diego, que Antonio Fernández cabecea con clase en el minuto 45.
El conjunto local comenzó la segunda parte un tanto más conservador, para asegurar el resultado tras la renta de dos goles, pero el guión no sería ni mucho menos el mismo, y hasta el tiempo pareció dar un giro radical, cuando la intensa lluvía tomaría protagonismo hasta el final del encuentro. El Aljaraque, con nada que perder, adelantó sus filas, haciendose con el control del juego y las ocasiones más claras, que no se consumaron gracias a una nueva gran actuación del guardamenta local. Pero la insistencia no tardaría en dar sus frutos, y consiguieron empatar el encuentro tras dos jugadas a balón parado. La primera de ellas en un corner rematado a la red por Juan José en el minuto 63, y la otra apenas 7 minutos más tarde, tras una falta lateral que recibe Carlos para ejecutar a la perfección, poniendo las tablas en el marcador. 
El Calañas por su parte, apenas llevó peligro, salvo en varios contraataques que fueron anulados en su mayoría por fueras de juego, uno de ellos bastante dudoso y protestado por la grada, en el que Yakubu se quedaba solo contra el portero tras un gran control, y un tiro ajustado al larguero que detuvo el guardamenta visitante.
Llegó el tiempo de descuento, y todo parecía estar finiquitado, aunque lo cierto es que fue justo cuando comenzó la parte más emocionante y épica de todo el partido. Antonio David puso por primera vez por delante a los visitantes con un tiro potente de fuera del area. Era el 2 a 3, y el equipo de Aljaraque lo celebró como si fuera la victoria. Era lo más lógico tratándose de que todo esto se gestaba en el minuto 90. Pero hay veces que el destino guarda cartas tan impredecibles, que ni el aficionado calañés más optimista podría presagiar. Los rojiblancos, que eran ahora los que no tenían nada que perder, se volcaron en el area rival, y apenas tres minutos después consiguieron el empate tran un golazo de falta directa anotado por Diego.
La grada estalló, y el Calañas pese al empate no renunciaría al monólogo de la presión arriba, motivados por una Fe ciega, que chocaba directamente con las dudas que por primera vez surgian en el club visitante. La afición, que pareció casi ausente durante gran parte del encuentro, en el que el Calañas curiósamente había estado por delante, despertó con fuerza para arropar a su equipo, y fue en ese momento, en el que la creencia y el sentimiento superan a la razón, donde tan solo dos minutos más tarde, el equipo robó a contrareloj el balón al Aljaraque, para meterse con pocos toques en el area en una nueva jugada, que Yakubo culmina, poniendo el 4-3, justo en el úlitmo segundo del partido, y dando lugar a un momento de euforia que los aficionados calañeses que tuvieron la suerte de vivir, tardarán en olvidar.
Una victoria importante, que le situa a dos puntos del descenso, pero que le sigue obligando a ganar al menos los dos próximos partidos que juega en casa, para que sea posible la salvación. El domingo se demostró que si la afición sigue arropando, no hay duda de que cualquier cosa puede ser posible.
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