Por Ramón Llanes
En digna evocación e invocación a Neruda por un cumplimiento más del tiempo que nos falta, ha primado la consigna de indagar los pasos de los poetas andaluces para verles los espasmos, las pasiones y los merecimientos que se les vuelcan en sueños de almirez de tardes de nimbos y noches escondidas. Y no digáis que agotado su tesoro de asuntos falta enmudeció la lira, que podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía ni digáis que el falso plenilunio enmascaró los versos de la plebe lírica que golpeara antaño emociones y conciencias ni acaso digáis que las rimas sobran en la debacle de los sistemas, para decir que los poetas andaluces sueñan palabras de armiño, se columpian en lisonjas de befos y viven; para decir que sueñan los poetas andaluces de ahora con la crecida de la lágrima en el dogal de algunos miedos y para decir que es tiempo aliado de odas y respetado de estrellas.
El Sur, decid, es el martillo que despierta las soledades con palabras y decid poemas sin enredos en los burdeles y en las fábricas de anhelos, que los poetas siguen inventando usos de sonrisas, que los poetas niegan las existencias de los imposibles y se divierten con pájaros inconcebidos y renglones en blanco. Que todo este orbe está cubierto de nombrados y anónimos poetas, de poetisas que piensan y sienten con la lírica en la piel, de recuerdos de quienes dejaron páginas repletas de ardores y de luces que encendieron predecesores en la metáfora. Decid que no falta un calcetín, una barca, un liquen, una esfera, un cieno, una lluvia, una utopía en los versos que escriben y sueñan los poetas andaluces de ahora; decid atardecer y mirada y estaréis sumando rimas; o decid tiempo y sosiego y estaréis leyendo la constante mensajería escrita de los escribidores del Sur que ponen instantes de enigmas en cada canto.
No agotó la lira su tesoro ni la voz poética de los hombres y mujeres que anegan de fantasía las laderas sinuosas de esta supuesta realidad, quebró el suspiro; no pudo el silencio con la palabra ni la debilidad con el sustento. Ahí sueñan a tiempo suelto, entre farras de imágenes y lindezas de arrullos los poetas andaluces de ahora que, sin moldes, versifican los poemarios infinitos que descuelgan las horas para sobrellevar con causa la vida.
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