Siento melancolía de la tierra,
pasión por arder con ella en los destajos,
delirar con ella en las dolencias
y morir con ella en la última función.
Melancolía de mi tierra
como un ansiolítico a la desesperanza
de no tenerla,
de hablar de lejos de ella,
de no servirme la memoria para una caricia.
Siento necesidad melancólica
de la tierra que me desvanece de emoción
y me desentierra de los miedos,
de esta tierra dura y dulce
que nos ingenió un cauce
para continuar la existencia
con los ojos tercos enseñando
algo
lo más parecido a la dignidad.
Ramón Llanes. (MINERALOGÍA DEL ALMA)
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