Por Juan José García
Era el 2001, el año en el que se basaba la odisea espacial de mi película favorita, y en el que un grupo de jóvenes se convertían de la noche a la mañana en "artistas" a través de ese fenómeno social llamado operación triunfo. Cine y música, esa eran mis dos amadas aficiones para alguien que ni sabía tocar o cantar, ni mucho menos escribir un guión. Motivos suficientes para que cualquier persona en su sano juicio descartara hacer algo relacionado con ambas materias, y aun menos exponerlo públicamente en un pueblo que a veces responde con burlas a lo que se aleja de lo convencional. Por suerte o por desgracia, a los locos no nos traba ni la ignorancia a la hora de enfrentarnos a quimeras, ni las mofas que pueda acarrear llevarlo a cabo, sino más bien el miedo a vivir con la desventura de no haberlo intentado.
Gracias a mi complejo de “sabelotodo”, y a mi experiencia a la hora de hacer cosas sin tener experiencia, me decidí a montar una obra teatral, aunque antes lógicamente tenía que buscar el reparto. No sabía lo que quería hacer ni como, pero estaba convencido de que lo haría, y en esa mezcla de ilusión que tan cerca puede bailar de la del iluso, pensé en una letra para definir este proyecto, la “X”, el signo de la incógnita que nadie conoce hasta que no se resuelve su valor, y que rompe contra todo lo predestinado, avivando lo inesperado y la improvisación por desenmascararla.
Así fue como nació esta compañía de teatro y su primera obra, todo era parte de misterioso sueño, de la misma manera que el guión de su primera obra, y poco a poco lo fuimos desvelando a la vez que se escribía. En los primeros ensayos, yo me presentaba sin credenciales y con una obra que solo tenía en bocetos imaginarios de mi cabeza. En los pocos folios que llevaba escritos nos refugiábamos para disimular la vergüenza de nuestro rostro. Algunos ya éramos amigos, aunque otros éramos solo desconocidos que se habían unido tras el anuncio de este proyecto. A medida que el guión tomaba forma, motivado en parte por la propia inspiración del reparto, los nervios se transformaban en energía y nos fuimos convirtiendo en una familia, aprendiendo unos de otros en una perfecta simbiosis.
Durante el comienzo del 2001 hasta su representación el 15 diciembre nos dio tiempo de conocernos más que muchos de nuestros amigos. El método "Stanislavski" que puse en marcha por desconocimiento del mismo para las técnicas de dramatización, fue otro más rudimentario que se llamaba "método de las copas de aguardiente". De hecho una noche la policía local nos sacó de la casa de la cultura al ver que estábamos haciendo botellón en la misma, algo que era cierto, aunque no se creyeron que en realidad estábamos ensayando, refugiados en la desinhibición del alcohol para romper ese hielo de la manera más chabacana. Lo cierto es que con el paso del tiempo, esa obra que se basaba en un sueño, donde hay ciertas alusiones en forma de mensajes ocultos al propio reparto, se convirtió en algo que cambiaría nuestras vidas, y que nos hizo madurar con ella como una parte inesperada de esta.
El día del estreno, teníamos la prueba de fuego y ese misterio cargado de incertidumbre para saber si el pueblo aceptaría o no aquella pequeña osadía a lo convencional. Nos la jugábamos todo a una carta, y sobre todo yo, que había involucrado a varias personas en un proyecto que había escrito, dirigido y compuesto parte de su banda sonora, sin tener ni puñetera idea de ninguna de las tres cosas. Me sentía en deuda por ese grupo que habían confiado en mí de manera ciega, y no podía asegurarles de que no terminarían siendo el hazme reír solo por haberme encaprichado en saciar mi ego, contagiándoles el apodo de loco que yo ya tenía ganado.
Dicen que hay veces que hasta los sueños más inverosímiles se pueden llegar a cumplir, no fue nuestro caso ya que con esta historia paso algo más mágico, y es que seguimos soñando a pesar de que se había hecho realidad. La obra acabó entre una multitud que nos recibía con aplausos sinceros, pero nosotros no habíamos despertado aun, estábamos en un mundo onírico que habíamos creado, en el que nuestros personajes jugaban a ser nosotros y no al revés.
Habíamos madurado juntos, descubrimos que existían otras almas dentro de nosotros, que se despertaron de su letargo gracias a la magia de la interpretación, y que estaban conectadas entre sí. Y gracias a eso podíamos ser cualquier persona y ninguna a la vez, como el valor de la incógnita. Después de aquel estreno vinieron muchos más, y José Mari tomó también parte como guionista y director, escribiendo obras que mataban de risa como “Pepe, Historias de Villablanca”, la cual exportamos con gran éxito por varios teatros de la provincia, o por ejemplo los dos últimos estrenos que enamoraron a Calañas, ya que estaban inspirados en nuestro pueblo, como fueron “Suena en la mañana el tamboril” y “El Tesoro”. Juntos escribimos historias que abarcaban varios géneros, e involucraron a un gran número de actores de todas las edades. Aunque para mí ya nada sería lo mismo como aquella primera obra, hace quince años, en el que un grupo de niños jugaron a ser mayores y descubrieron que la verdadera madurez consistía en vestirse de eterna niñez. Cuando los sueños se hacen realidad dejan de ser sueños, por eso hay veces que es preferible no despertar nunca de ellos.
Estreno de "Pepe, Historias de Villablanca" (2002) |
Siguiendo ese misterio mágico de lo impredecible, he decidido volver a invocar las quimeras de la razón, para hacer en un mes lo que se nos ha escapado en estos últimos años, una nueva representación teatral que aun no está ni escrita ni cuenta con su reparto definitivo. No se bien como, pero si se que el 16 de diciembre volveremos a ese enigmático escenario de la casa de la cultura, a hacer un homenaje sobre estos 15 años con un nuevo estreno, y que hasta entonces dormiré poco pero soñaré mucho, mientras resuelvo esta nueva incógnita, en la que espero contar, aunque solo sea de manera virtual y a modo de cameos, con gran parte de los que hemos habitado en este paraíso onírico a lo largo de su historia.
Es mi manera de dar las gracias a todos los que han pasado por esta compañía, y sentir otra vez es lenguaje inocente de no saber que pasará, y que solo los niños hablan. En muchos de los mapas se marca el tesoro con una X, si encuentran el mapa del mío verán que esta letra está escrita a fuego dentro de mí, justo en el centro de mi corazón.
No hay Bien que por Mal no venga.
CARLA...............................Novia de Javier. (Ana)
LUZ DALÍ..........................Pintora argentina de obras surrealistas. (Flor)
CARMELO.........................Dueño de la casa donde se hospedan Javier y Carla. (José Mari)
SOFIA.................................Psicóloga de la ciudad de Iris. (Nereida)
MARTA..............................Doncella. (Isabel)
DIABLO.............................El Diablo. (Juan José)
DIABLO II..........................El Diablo con el cuerpo de una niña. (Chon)
MANOLO...........................Amigo del pueblo natal de Javier. (José Juan)
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