Por Cristóbal Llanes Baquero
Posiblemente nuestro sombrero fuera usado ya en el siglo XVIII, según se menciona en la página 69 del libro Carmelitas en Calañas 1707-1950 de Don Ismael Martínez Carretero, donde se dice: "....... en ésta villa de Calañas eminentemente popular el sombrero típico y su abanico, que en un tiempo usaron sus gentes..........".
Así, diremos que el sombrero calañés, por su forma, es un sombrero de ala vuelta hacia arriba y copa más baja y más estrecha por la parte superior, usado por labriegos y gente del pueblo en tiempos pasados, y que toma su nombre por haberse fabricado en nuestro pueblo. También se fabricó otra modalidad de sombrero calañés, parecido al catite, que era usado en los días de fiesta o para pasear, diferenciándose del primero, en su copa, siendo la de éste más alta, y su forma la de un cono truncado y el material empleado para su fabricación era piel de castor.
En Calañas era fabricado por Rodrigo Romero Palacios (C/Manefique), Antonio Muñiz (Real), Juan José el de Tía Micaela (C/Quemada) y Francisco el Sombrerero (C/Rincón), y fuera de nuestro pueblo, diversas sombrererías fabricaron y aún fabrican el sombrero calañés en sus dos modalidades, como fueron: D. Juan Miura Rodríguez (1849) en Sevilla, Simón Vidosa en Huelva, Maquedano en Sevilla, etc.
También ha sido utilizado a lo largo de la historia por personajes famosos del mundo del espectáculo, antiguos bandoleros, exposiciones, etc. y nombrado por cantantes y alabado por poetas durante el transcurrir de los años, permaneciendo sus formas características inalterables.
Formó parte en el año 1.928 de una Exposición de Sombreros en los Estados Unidos de Norteamérica.
Hace apenas unos años, se ha realizado en la localidad un curso sobre la fabricación o realización del sombrero calañés, organizado por la Corporación Municipal y al que han concurrido algunos vecinos. Fue nombrada una monitora, que después de infructuosas gestiones, consigue los conocimientos necesarios para la realización del curso, habiéndose confeccionado ya varios ejemplares. Ahora, aunque sea por encargo, podemos hacernos en nuestro pueblo de una pieza que hace unos años resultaba impensable conseguir.
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