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Una calañesa en el terremoto de Italia

Publicado por : elmorante.es a : jueves, 25 de agosto de 2016 0 comentarios
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Por Marina Mora

Una noche tranquila de un martes cualquiera volví a casa después de pasar un buen rato con mi amiga Marta Sánchez, como solemos hacer en Pescara, nuestra ciudad. Todo estaba como siempre. Silencio en la noche, se descansa. En la madrugada, se entrometieron en mis sueños unos vecinos molestos que golpeaban la pared y pensaba: “¡pero cuánto ruido hacen!”. Estos grandes golpes me desvelaron y comencé a sentir que alguien agitaba mi cama con mucha fuerza y sin cesar. Me desperté y nadie la estaba moviendo. Me encontraba desconcertada, sin saber qué pasaba y, por supuesto, sin pensar lo que podría llegar a ser. Después de unos veinte segundos de incertidumbre y miedo, comencé a oír los gritos en casa: “¡es un terremoto! ¡Llama a Marina!”. No podía creerlo, todo parecía siendo una pesadilla. 

Imagen tomada del siguiente enlace: http://img.rtve.es/aplicaciones/minutoaminuto/userfiles/image/mapa2.jpg
Eran las 03:37 de la madrugada. Mi primer impulso fue escribir a las personas queridas que tengo aquí para saber de ellas. Me quedé en la cama, intentando comprender y asimilar lo que había pasado. Con miedo, comencé mi búsqueda por internet sin éxito alguno de noticias que explicaran dónde había ocurrido el seísmo y de qué magnitud era. Era evidente que las noticias tenían que esperar. Inquietud, miedo, desorientación, nervios reinaban en mí.

Imagen tomada del siguiente enlace: http://www.repubblica.it/cronaca/2016/08/24/news/sisma_del_6_4_nella_notte_vicino_perugia_avvertito_in_tutto_il_centro_italia-146516780/#gallery-slider=146545144
Había pasado una hora desde ese incesante temblor, cuando volvimos a oscilar de nuevo. Eran las 04:33 de la madrugada. Tras esa réplica, comenzamos a prepararnos para salir de casa en cualquier momento. ¿Qué poder meter una maleta? ¿Qué cosas son imprescindibles? En ese preciso instante no se es consciente de la gravedad que puede tener y menos pensar en qué cosas podrías meter en una maleta en caso de fuga. Cogí mi bolso y solo se me ocurrió meter un pantalón, una camiseta y dinero. 

Comenzaron a llegar las noticias. Se había producido un terremoto de 6.0 grados de magnitud en la escala de Richter a tan solo unos 100 kilómetros de Pescara. Sufrimos hasta 18 réplicas, de las cuales fue notoria una de ellas. Cada vez acrecentaba más el miedo, la impotencia y la desesperación. Con todos estos sentimientos, intentas volver a dormir, esperando a que esta pesadilla pase. El terremoto se colaba en los sueños, no dejaba descansar.

Imagen tomada del siguiente enlace: http://www.repubblica.it/cronaca/2016/08/24/news/sisma_del_6_4_nella_notte_vicino_perugia_avvertito_in_tutto_il_centro_italia-146516780/#gallery-slider=146531861
A la mañana siguiente, llegó la devastación. Pueblos incomunicados, destrozados, despedazados, derruidos… Y piensas en la pobre gente que ha sufrido este seísmo con más intensidad. Comienzan a rescatar a personas y cadáveres de los escombros. ¡Cuánta desolación! La cifra de las personas fallecidas asciende cada segundo y seguirá haciéndolo. Por ahora van alrededor de 240 personas inocentes que se han visto arrasadas por esta furia de la naturaleza. 

En estos momentos solo se puede hacer un llamamiento a la calma – aunque sea inconcebible –y ayudar en todo lo posible. Me emociona tantísimo ver un país volcado en esta tragedia, moviendo voluntarios desde todas partes para ayudar en las labores de búsqueda, recoger enseres en las ciudades más cercanas a la zona afectada, improvisar un hospital en medio de las calles “encombrosas”.

¡Forza Italia!

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