Los cazadores, una voz muda

Por José María Ortega

Ya he manifestado alguna vez mi amor por la caza y mi pasión por ella. Pero realmente esta vez quiero que quede claro que no sólo como cazador escribo este artículo. El pasado domingo más de cien mil personas se manifestaron en Madrid en contra de una nueva ley. Eran el colectivo de cazadores, pescadores y mundo rural, estos “apestados” a pesar de que la manifestación fue multitudinaria, no merecieron ni un segundo en los informativos nacionales, de hecho no tuvieron repercusión casi en ningún medio.

 ¿Por qué se manifestaron estos atrasados dementes? Pues resulta que se manifestaron en contra de una ley, que poco más o menos, pretende exterminar a una serie de especies de animales que llevan conviviendo con nosotros durante décadas, sí, se manifestaron en contra de la matanza y exterminio de especies exóticas. Como todas las especies exóticas repercuten en el medio y lo alteran, afectando en las especies autóctonas, eso no lo duda ningún cazador, pero habría que ver en que grado alteran el medio y por supuesto tener control sobre ellas. 

Pero resulta que estas especies las quieren borrar del mapa y claro, como llevan tanto tiempo entre nosotros ya, se ha establecido un comercio y negocio sobre ellas que da de comer a muchas miles de personas y por eso, no sólo los cazadores que las cazan, ni los pescadores que las pescas están en la manifestación, también estaba el mundo rural, que vive en parte de estas especies que como digo llevan toda su vida junto a ellos. Dentro de estas especies no está la jineta, especie africana que introdujeron los pueblos árabes en la península, ni el meloncillo, otra especie africana que como la jineta no pertenece a la península y como la jineta está protegida por la ley, también está protegida por la ley la tórtola turca o el rabilargo. Yo no pretendo que estas especies se exterminen, solo digo que en su momento también fueron exóticas, aunque con el tiempo han dejado de serlo. 

 Bueno pero no es eso a lo que voy, me parece injusto que una manifestación de esta magnitud, sea de la índole que sea, no tenga repercusión en los medios y después una docena de personas se desnuden el torso, se echen Ketchup por encima y griten no a la caza o a los toros y salgan en todas las televisiones. 

Puede que estos cientos de miles atrasados, dementes entre los que me incluyo, estén pidiendo algo justo y coherente, porque quizás estos “apestaos” sepan más de campo y naturaleza que esos iluminados y genios que deciden que especies viven, y que especies mueren en la península ibérica.