Por José María Ortega
Recordando de alguna manera el buen artículo que escribió el
año pasado Esteban, en relación a la noche de San Juan, o más conocida en
nuestra tierra como la noche de los rastrojos. Yo, amante de las tradiciones de
este pueblo, y sobre todo de esta, tan original y romántica, como mágica y
pícara noche, quiero volver a recordarla, aun a riesgo de resultar pedante, pero ya
que parece que vuelve a retomar el vuelo, quiero poner mi granito de arena en
esta noche de amores, donde de una manera confidencial, en el embrujo de la
noche, puedes decir tantas cosas, con tan solo una sola flor.
La verdad que no todo es amor, también se pueden decir cosas de desamor, de rencor, y de sensualidad, muchas veces no muy agradables, ya digo que es una noche de amores, pero también de mucha picaresca. Sinceramente me encantaría que transcurriera la noche, dentro del frenesí propio del rastrojo, sin ningún desagradable acontecimiento, y que mañana Facebook se llenara de fotos con ventanas llenas de flores.
La verdad que no todo es amor, también se pueden decir cosas de desamor, de rencor, y de sensualidad, muchas veces no muy agradables, ya digo que es una noche de amores, pero también de mucha picaresca. Sinceramente me encantaría que transcurriera la noche, dentro del frenesí propio del rastrojo, sin ningún desagradable acontecimiento, y que mañana Facebook se llenara de fotos con ventanas llenas de flores.
Os recuerdo para los que pongáis rastrojo, que es lo que ponéis
y para las que lo recibáis, que es lo que el susurro de la noche quiere
deciros.
Rosa- Te quiero por esposa.
Clavel- Te quiero por mujer.
Adelfa- Te quiero con firmeza.
Olivo- Que no te olvido.
Rastrojo- Que te lo cojo.
Perejil- Que te lo cogí.
Eucalipto- Que te lo he visto.
Higuera- Que te quiera tu abuela.
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