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Esta no es otra carta más para pedir tu voto

Publicado por : elmorante.es a : lunes, 20 de junio de 2016 2 comentarios
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Hoy hemos recibido el primer correo sobre las opiniones de los partidos o particulares a los que les invitamos a expresar su opinión en este periódico,  de cara a las próximas elecciones generales del 26 de junio. Agradecemos la colaboración de nuestra vecina Marina y animamos de nuevo a todo aquel que desee expresarse en este periódico, sea de la opinión que sea,  tal y como anunciamos en el artículo: http://www.elmorante.es/2016/06/y-tu-quien-votas.html

Por Marina Mora

Esta es la historia de Ilusión y Destino, dos jóvenes españoles.
Ilusión nació en una familia humilde que se ganaba la vida con el sudor de su frente para salir adelante y tener una vida digna. Su padre trabajaba en una panadería, mientras que su madre era limpiadora. Su familia estaba compuesta, además, por su hermano quien tuvo que empezar a trabajar desde los quince años para ayudar en casa. Desde pequeña, Ilusión soñaba con llegar a ser una fisioterapeuta profesional.
Destino nació en el seno de una familia acomodada que poseía muchas riquezas. Su padre era dueño de una gran empresa y su madre trabajaba como abogada en su propio bufete. Desde pequeño, Destino quería convertirse en periodista deportivo; sin embargo, tuvo que esforzarse para heredar la gran empresa de su padre. 

Durante los años de la universidad, Ilusión tuvo que buscarse un trabajo de camarera para poder pagarse los estudios porque, a pesar del gran esfuerzo que realizaban sus padres, no era suficiente. Destino tuvo el privilegio de estudiar en las mejores universidades privadas.

Finalmente, ambos terminaron sus años universitarios: Ilusión se convirtió en lo que siempre había deseado y Destino culminó sus estudios. Comienza una nueva etapa con muchos ánimos y esperanza: ejercer su labor profesional. Ilusión comenzó a buscar trabajo y echar currículos por todas partes…sin éxito alguno, a pesar de la gran formación que poseía. En casa, la situación no era muy favorable: su padre estaba en paro y su madre solo trabajaba los días que la llamaban. Por su parte, Destino comenzó a trabajar en la empresa de su padre nada más acabar los estudios.



Después de tanto buscar, Ilusión se sentía frustrada. Un día se puso a reflexionar y se dio cuenta de que debía marcharse de España para poder trabajar de lo suyo. Emprendió su camino al extranjero y comenzó a trabajar en un bar. Su día a día era muy difícil. Pasaron los meses y, por fin, encontró trabajo como fisioterapeuta. 

Por su parte, Destino seguía trabajando en la empresa de su padre. Desde el primer momento se había convertido en subdirector de la misma, a pesar de su corta experiencia laboral. Después de unos años, su padre dejó de trabajar y Destino se convirtió en el dueño de la gran empresa.

Desde el extranjero, Ilusión se sentía muy complacida por ejercer su profesión aunque echaba de menos su país, su familia, sus amigos… Allí había conocido a otros españoles que se encontraban en su misma situación. Solo deseaba que la situación cambiara; siempre había sido muy optimista y la esperanza nunca la perdía. Sabía que el próximo 26J las cosas podrían cambiar y podría comenzar su vuelta a casa. Por otra parte, se sentía muy orgullosa de seguir sus principios, de dejar su piel trabajando honestamente. Cada día soñaba con un país nuevo al que poder volver, un país con futuro, un país sin corrupción, un país reconocido por su sanidad y educación públicas, un país que reconozca el talento de los jóvenes, un país que ofrezca las mismas oportunidades a todos sin tener en cuenta su posición social, un país con nuevas políticas que dé cabida a todos los ciudadanos… En definitiva, un país con Ilusión.



Sonrían, ahora sin miedo.

2 comentarios: para Esta no es otra carta más para pedir tu voto

  1. Muy bonita historia. Ojalá algún día Ilusión y Destino puedan ser amigos y convivir en un país con igualdad de oportunidades para tod@s.

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    1. ¡Muchas gracias! Ojalá y podamos cambiar las cosas para que todos vivamos en igualdad.

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