Jacinto Férnandez es un joven de Valdelamusa con gran conocimiento y sensibilización por la historia, que hoy nos regala la que será su primera publicación para este periódico. A punto de comenzar su TFG, sobre las explotaciones mineras del siglo XX por compañías francesas en esta zona, de las que apenas se ha escrito en comparación con las inglesas, y como fueran el caso de las minas de Valdelamusa y Perrunal, Jacinto ha decidido que el mejor lugar que podía elegir para desarrollar este estudio era su propia tierra, teniendo en cuenta todo lo que aun queda por documentar.
Agradecemos la importante colaboración de una persona que hoy pasa a ser de la familia de elmorante.es, y que sin duda nos hará descubrir más de una joya de nuestro pasado, que en muchas ocasiones pasamos de manera desapercibida.
Conservación y puesta en valor de la chimenea de la mina de Confesionarios en Valdelamusa, Cortegana.
Por: Jacinto Fernández López
Introducción.
Esta imagen corresponde a un fragmento de la historia de la provincia de Huelva, más concretamente es parte de un edificio que debería ser patrimonio protegido, por su significado para la pequeña pedanía de Valdelamusa y para poder mantener el legado que supuso el paso a la industrialización en el Andévalo onubense, que llegó de la mano de la minería.
Quizás este escrito haya llegado demasiado tarde, hoy esta chimenea está en peligro inminente de derrumbe, tras haber sostenido un asombroso pulso al paso del tiempo, más de 130 años.
En un mundo actual barrido por enormes problemas económicos es difícil recuperar este tipo de estructuras, pero su simbolismo y exclusividad, así como su impronta en el devenir histórico de la comarca, merece el esfuerzo para intentar salvarlo, además de que su magnífica altura, ha contribuido a ser algo más que un elemento histórico, convirtiéndolo también en un elemento emblemático.
La chimenea, que sin duda es una gran desconocida, caerá después de haber aguantado como un gigante por el inexorable paso del tiempo, pero tal vez haya una esperanza de salvar esta joya arquitectónica y enriquecer nuestro maltrecho patrimonio histórico minero, con su conservación.
Historia.
Las minas de Valdelamusa se encuentran en el término municipal de Cortegana. Junto a la mina se hallaron escorias antiguas y una larga y estrecha galería romana, sin embargo estos vestigios fueron devorados por la explotación una vez abierta la corta y su puesta en funcionamiento. Según describió Don Gonzalo Tarín, las tierras consistían en crestones ferruginosos característicos de las piritas oxidadas.
(Fotografía, propiedad de Pedro Ramos) |
Los asomos ferruginosos medían unos 400 metros, alcanzando su mayor desarrollo en la parte más baja de la cumbre que era llamada Confesionarios, por el aspecto característico de algunas de sus rocas, que parecían tener la forma de los confesionarios de las iglesias, estas peculiares rocas aún hoy pueden visitarse. (MANZANO J. R. MEMBRILLO. F. Y ROMERO E. 2005, Pág 42). El espesor de la montera de hierro en esta zona fue de unos 16 metros y su potencia muy grande, comprobado en socavones de más de 70 metros en mineral. Las primeras labores de investigación no obtuvieron resultados positivos para la compañía británica que hizo sondeos con coronas de diamante, entre los años 1880 y 1881. Unos años más tarde una sociedad francesa tomó concesiones en arriendo, construyendo inmediatamente las oficinas, talleres y la estación que aún hoy recibe el tren en Valdelamusa. La corta que se abrió permitió extraer 1.100 toneladas en 1885, 21.000 en 1886, 80.000 en 1887 y 75.000 en 1.888. (PINEDO VARA, I. 2011, Pág. 398-399). Por lo que deducimos que para 1885 la chimenea y su Malacate ya estaban en funcionamiento. El testimonio de un vecino de la localidad de Valdelamusa, Pedro Ramos García, de 91 años de edad, puede sugerir que ya estaba construida en 1884, elaborada por una empresa alemana que era especialista en hacer este tipo de construcciones, según le fue transmitida esta información.
Funcionamiento y Altura.
El funcionamiento de la chimenea responde a la evacuación de los humos producidos por unas enormes calderas de vapor, que hacían funcionar el Malacate, se puede apreciar en la foto de esta página como era parte de una gran estructura y la chimenea, en funcionamiento en la imagen, debía evacuar los gases.
Su significativa altura, responde a su situación en el terreno, según Pedro Ramos, vecino de la localidad de Valdelamusa, debía ser tan alta para poder evacuar el humo por encima del cabezo de su proximidad, pues al soplar viento de poniente debía transportar el desecho por encima de dicho relieve. Mi limitación técnica al efecto, no me permite conocer la altura específica del edificio, pero a simple vista es suficientemente llamativo y hace que Valdelamusa sea señalada a decenas de kilómetros de distancia. (Entrevista a Pedro Ramos, el día 1 de mayo de 2015)
Consideraciones finales.
Esta es la humilde aportación de un estudiante de cuarto grado de Historia de la universidad de Huelva, que lleva en sus genes el recuerdo de la explotación de esa mina. Perder un edificio de tales características, tanto en el plano arquitectónico, como el cultural, ya es una tragedia para nuestro patrimonio, pero si entendemos este edificio del siglo XIX, como un símbolo de un colectivo que permanece aún hoy, en el que actualmente las Minas de Aguas Teñidas mantiene otra explotación, podemos llegar a entender de la importancia de su conservación, porque cuando ya no quede mineral, debe haber un recuerdo, el recuerdo de que nuestra historia está en la vanguardia de Europa. Debería ser pues este edificio parte del patrimonio, para que siga viendo pasar los años con la firmeza con la que lo hizo hasta ahora, siendo faro para una renovación de la cuenca minera, que gracias a la reciente disciplina de la arqueología industrial, puede encontrar un buen punto de apoyo, para ser de interés turístico nacional. No es Valdelamusa menos importante que minas tan singulares como Riotinto o Tharsis, su historia es la historia de la convivencia con los franceses de aquella época perdida en el tiempo y sus elementos inmuebles hacen que este enclave tenga una especial importancia para el estudio histórico en las relaciones sociales, además de como la industrialización transformó la sociedad española de principios del turbulento siglo XX.
Una sociedad sin historia es una sociedad condenada al olvido y a la falta de entendimiento del presente, es un pasajero sin alma que ha perdido el contexto por el cual debe avanzar con firmeza hacia la incertidumbre del futuro. Si Valdelamusa pierde su chimenea, será prácticamente destruida, pues cuando desaparezcan los intereses económicos actuales, que son caducos por naturaleza, ya no habrá nada que recordar de un pasado glorioso, que dio su aportación a la vasta historia de España en su conjunto y significado. Además de todo el peso cultural y sentimental, existe la pérdida total de cualquier renovación del territorio para su aprovechamiento, utilizando el turismo como base, teniendo en cuenta el terrible riesgo de convertirse en un páramo olvidado, que desgaje el pasado histórico de esta preciosa y a la vez que enigmática comarca.
Estas fotos están tomadas el día 1 de mayo de 2015:
En su base se presentan grandes faltas de material, aunque su mayor problema es la corona, una mayor incidencia de las inclemencias climáticas acabará por incrementar el riesgo de derrumbe.
Bibliografía.
MANZANO J. R. MEMBRILLO. F. Y ROMERO E. (2005) La tierra herida. Una mirada sobre las minas de Huelva. Huelva: Fundación el Monte
PINEDO VARA. I. (2011, Edición digitalizada). Piritas de Huelva. Su historia, minería y aprovechamiento. Huelva: 2011 Consulcom, SL.
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