Corría la década de los sesenta cuando
miles de andaluces emigraron al norte de España, muchos de ellos hacia
Cataluña, y entre ellos había un buen puñado de calañeses.
Aquellas personas buscaban prosperidad en
una tierra que formaba parte del tridente centrista español, Madrid, País Vasco
y Cataluña. Zonas históricamente ricas y que absorbían buena parte de los
recursos del estado. Fue durante esa misma época, en la cual se pusieron en
marcha por el franquismo los denominados "polos de desarrollo", entre
ellos el de Huelva, y que pretendía mejorar el reparto a la periferia del País.
Pero para entonces, muchos calañeses ya buscaban un trabajo en Barcelona, empezando
en la renaciente industria, en la construcción o como limpiadoras. Se puede
decir que el éxodo andaluz era parte del motor recuperador de la Cataluña de
los 60´.
Hoy, muchos ven con incredulidad y dolor
el tono con el que el nacionalismo habla de ellos y de los españoles. Tachando
a España de ladrona, deslegitimando su voz por votar libremente en unas
elecciones en contra de una opción, que se quiere convertir en obligación.
Aquellos calañeses, a buen seguro se sienten igualmente españoles y catalanes.
Y son tan importantes en la historia de aquella región como lo pudo haber sido
Lluis Campanys, ya que son parte de la cultura, de la identidad, de la fuerza
de trabajo, la productividad, y son en sí mismos, parte de la actual Cataluña.
Habría que recordar a los gobernantes independentistas que no existe Estado, sin
ciudadanos, (lección uno en política). Ni se puede defender una cultura maltratando
parte de ella, no cabe en lógica alguna defender una lengua negando otra, no se
puede borrar el pasado y trazar una identidad al gusto. La cultura no es más
que la información transmitida entre generaciones, entre padres e hijos, dicha
cultura, tiene lazos inequívocos con el resto de España, por la relación
existente durante siglos entre las distintas regiones. E incluye el modo
de vida, los elementos comunicativos, el arte, gastronomía, etcétera.
Jamás se ha construido una sociedad plena
desde la imposición, por lo que serán los acuerdos los que marquen la ruta del
futuro catalán, que hoy es utilizado como mensaje, pero en el que no existe
proyecto serio, estando cargado de conjeturas, repulsas, muestras de
superioridad etnocéntrica y de emblemas
falsos. Armas utilizadas, por otra parte, por movimientos similares a lo largo
de la historia:
-
Elegir
un culpable de la crisis (estos movimiento toman mayor fuerza en épocas de
crisis), los Españoles.
-
Diferenciar
entre ciudadanos de primera y segunda, Catalanes
y Charnegos.
-
Identificar
elementos de “contaminación” cultural.
- Acusación de falta de integración de los otros, en este caso Españoles.
- Acusación de falta de integración de los otros, en este caso Españoles.
-
No se
admite la pluralidad y se rechazan diferentes vías de acuerdo por consensos
políticos. O estás a favor o en estas en contra, no hay opciones intermedias.
-
Uso
de las instituciones para hacer propaganda del movimiento. Por ejemplo, alabar
los éxitos deportivos, para mostrar la superioridad étnica, cultural o
religiosa frente al “impostor”.
-
Proyecto
vacío de soluciones concretas y sin análisis exhaustivos de los problemas que
planteara soluciones pragmáticas, a corto, medio y largo plazo.
-
Uso
del discurso de lo “Excepcional del movimiento”. Momento excepcional que nos
llevará a un futuro mejor, y en el que caben medidas excepcionales (cajón
desastre en el que cabe de “todo”)
-
Desacato
de las leyes y rechazo del Estado.
-
Hostilidad
institucional y ciudadana.
Ante esta tesitura, el calañés emigrante
en los 60´, hoy mira a sus hijos y nietos, algunos frutos del amor entre
andaluces y catalanes, y se pregunta ¿Qué ha hecho él contra Cataluña? ¿Por qué
algunos de sus nietos son considerados de primera y otros de segunda? Se
pregunta si hablar con nuestro acento es ir en contra de la identidad catalana,
y si quejarse de que la ambulancia no lo lleve al hospital, es ir en contra del
movimiento. No sabe muy bien, si cuando protesta por la subida del IBI, lo hace
contra los catalanes o contra los españoles. No comprende porque le abuchean si
festejó la canasta de Gasol ante Francia, si ese era catalán igual que él. Su
voto aunque secreto es dudoso para parte del barrio, y mira con recelo una
bandera “estelada” que sin decirle nada, le obliga a callarse muchas cosas.
Busquen las ocho diferencias.
Busquen las ocho diferencias.
Pan con tomate y aceite. Andaluz |
Pantumaca. Catalán. |
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