Una vez más, y ya van 31, Calañas volvió a tener su recital de carnaval, que últimamente parece querer fusionarse con varios días señalados. Si bien en la edición pasada la gala coincidió con el día de Andalucía, este año lo haría en un viernes trece y celebrando su pasacalles el día de los enamorados.
No obstante, el recital supo hacer oídos a la superstición, y se convirtió en una noche mágica, donde la mayoría de sus agrupaciones consiguieron mejorar el nivel de la pasada edición. Lamentando únicamente que la figura de reina y damas del carnaval, se haya perdido por falta de candidatas.
Paquí Hidalgo volvió a aliarse con el escenario para conducir con dinamismo este importante acto, y pronto dio paso al pregonero.
Miguel Angel Calero bañó el escenario con un derroche de arte y talento, dejando claro porque debía convertirse en nuestro pregonero más joven. Como sí de un musical de Broadway se tratara, prefirió cantar todo aquello que quería decir, encarnado en varios personajes, que entrelazaban a su vez diversas canciones creadas especialmente para la ocasión.
Luego hizo subir al escenario a Román Limón, para hacer juntos el “Mil Amores”, que más bien podría definirse como el himno del carnaval calañés. A su finalización, invocó a subir a los micros a “La Chirigota del Carrasco”, para recordar parte de sus aportaciones a esta murga, algunas de ellas compuesta tan solo horas antes. Claro que de eso nos enteramos porque él lo quiso decir, porque cuando se mezcla tanto arte en un mismo escenario, hasta los errores parecen quedar bien.
Tras hacerse con todo el público, y utilizarlo para repetir uno de sus estribillos, finalizó un pregón brillante, original, emotivo, divertido y con su toque de crítica. Un trabajo musical muy elaborado y solo a la altura de talentosas y creativas mentes como la suya.
A la finalización de este, miembros del ayuntamiento premiaron a Miguel Ángel, y a los autores del cartel del carnaval y del gurumelo, que volvieron a ser Álvaro Fernando Martinez Vélez y Miguel Lozano respectivamente.
La primera agrupación de la noche volvería a correr a cargo de los más grandes a pesar de ser los más pequeños. “Los piratas de la Tallisca (el regreso)”, haciendo referencia en el nombre a la agrupación de “Juan Manuel Serrano”, pusieron el momento tierno de la noche y mejoraron notablemente la pasada edición, como damos por seguro que lo harán en la siguiente; ya que un año a edades tan tempranas es mucho.
Vicente Casto volvió a deleitarnos con esta comparsa infantil, que de no perderse con los años amenaza con ser la más mítica y grande de este municipio.
Después fue el turno para la chirigota de “los chavales”, que volvieron pisando muy fuerte con su tipo de boxeadores… “Los K.O. Voy”. Desde el comienzo de su presentación, con Felix Romero con guitarra eléctrica en mano, para invocar el riff del “Sweet Dreams” de “Marilyn Manson”, dejaron claro que venían con mucha fuerza. Lo hacían con otro buen repertorio de letras críticas y valientes, pero con un sentido del humor cada vez más elaborado a la vez que espontaneo.
Dijeron en su presentación que venían a liarla, y vaya si lo hicieron, desde su puesta en escena hasta el último segundo. Mejorando en voces, en música y en sus seguidos chistes, los chavales ganaron por K.O. el reto de la superación al que están sometidos cada año. Pasodobles con letras más profundas, cuplets muy pegadizos y un gran popurrí, donde las risas no paraban de multiplicarse por el salón.
No obstante, si esta chirigota había mejorado, no menos sería la evolución de la comparsa femenina a su paso por este recital. “Antoñita la fantástica”, se convirtió probablemente en la revelación de la noche, con un trabajo impecable en cuanto a letras y voces, cuyo salto es abismal si la comparamos a su actuación del año pasado. La música de “Pepe Ramirez”, esta vez sumada a la pluma de “Manolo Contioso”, y la incorporación de voces como la de Marta Sánchez, dejaron alto el listón y la reivindicación de ser tenidas a partir de ahora muy en cuenta.
Un trabajo de sutileza absoluta, ya que no es precisamente una agrupación que destaque por la potencia de sus voces, y que sin embargo supo trasmitir como la que más, especialmente en un popurrí para enmarcar. Con un original tipo, en perfecta armonía con la música elegida y su bello mensaje, “Antoñita” es esa persona imaginativa y especial, que se gana el apodo de “fantástica” por salirse de lo convencional. Y que prefiere ser como en realidad es, a como debería ser según son los demás. Respondiendo a la lluvia de críticas con desiertos de indiferencia, ya que hacerlo con otra crítica sería avivar y formar parte de un problema que su mundo no quiere concebir.
Pura filosofía y corazón, marca “Contioso”, que les hizo valer el premio “Mil amores” de este periódico.
Y cuando las chicas se fueron, llegaron “Las chicas de Pepe”. Si hubiera que medir el nivel de una chirigota por las carcajadas sería muy difícil quitarle el primer premio cada año a “La chirigota del Carrasco”. A José Juan “Chochín”, disfrazado de nuestra alcaldesa, solo le bastó un segundo para invocar a la risa masiva, y eso que aun no había ni hablado.
Con una sorprendente caracterización, en la que se podía reconocer a primer golpe de vista de quienes iban disfrazados, volvieron encarnar a personajes locales; fórmula que tan buen resultado le dio hace dos ediciones con “Las Perpetuas”. El secreto del eterno éxito de la “Chirigota del Carrasco”, están en las tablas de sus componentes, saben como nadie la fórmula para hacer reír y la aplican a la perfección, como maestros chirigoteros que son.
Letras aun más críticas, a veces incluso haciendo alusiones a ellos mismos, o a los que tratan de criticarles sin hacerlo en un escenario. Destacar también un emotivo pasodoble a “Benito el de Pepa”, que le dedicaron con mucho sentimiento, demostrando que además de servir una buena ración de risas, también saben poner los pelos de punta y homenajear, no solo a los que hacen el carnaval, sino a los que saben sobrellevarlo de la mejor manera cuando son aludidos.
Y entre lágrimas de risa pasamos a la última murga de la noche, una chirigota forzosa, ya que la ausencia de componentes no le han permitido regalarnos la gran comparsa, a la que nos tiene acostumbrado Vicente Casto. Si bien escogió un nombre de una mítica agrupación del carnaval calañés para su grupo infantil, para esta chirigota elegiría el de una comparsa de “Juan Carlos Aragón”.
“Los Condenaos” (Iji, arsa, que peazo de comparsa), se presentarían con un tipo cada vez más de moda en nuestra realidad social, que es ver a famosos entre rejas a causa de la corrupción. Desde el comienzo regaló muy buenos golpes de humor chirigoteros, aunque había momentos en los que parecía sonar más como la comparsa que siempre han sido, y con la que el director y letrista parece sacar aun más brillo.
No obstante, como dejó claro en uno de sus pasodobles, ya sea como comparsa, chirigota, cuarteto… No fallará a esta gala a la que tanto le ha dado. Y a pesar de haber cambiado la mentalidad de la agrupación en poco tiempo, han hecho una chirigota de un gran nivel, tanto de voces, como de música y letras. Humor y crítica social sin censuras, ya que cuando uno está “condenao” no tiene nada que perder. Haciendo disfrutar y reír al público a la vez que obligándole a pensar.
Gran actuación para poner el broche a una noche donde todas las agrupaciones estuvieron muy acertadas, y que nos hacen ser aun más optimistas de cara al año que viene, teniendo en cuenta la evolución que están teniendo las mismas.
Siguen echándose de menos ausencias insustituibles como “Los Serenos” o el cuarteto, aunque por otro lado las nuevas generaciones van dejando claro que el carnaval de Calañas, seguirá estando en buenas manos.
Gracias a todos los que pasan horas y horas de ensayo, para subirse a un escenario y regalarnos su arte cada año, simplemente a cambio de un aplauso.
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