Por José Maria Ortega.
Jueves 27 de noviembre de 2014, a las 16:00 arrancó, la campaña de recogida de alimentos por el pueblo de Calañas, casa a casa. Unos niños ilusionados, sin temor a la amenazante lluvia, golpeaban en tu puerta y te pedía que si querías ayudar, y mucha gente ayudó. Mucha, cientos de bolsas se agolpaban en los coches que se había ofrecido para transportar todas las donaciones. Felicité a Mario Merino, quien estaba satisfecho por como había ido el día, y por los alimentos recogidos. El no pudo estar, andaba labrando nuevos caminos para Cáritas en otros pueblos, concretamente en la Puebla, pero tampoco estaba preocupado, sabía qué, sus compañeros de Cáritas en Calañas lo harían igual de bien que él, “gente encantadora, abnegada, dispuesta, dándolo todo por resolver algo.” Así los definía Mario. No pude evitar preguntarle, que me dijera, que me comparara la recogida de alimentos con otros pueblos de la zona, yo quería saber sí somos generosos o no lo somos tanto, me contesto que simplemente en otros pueblos de la zona no se hace. Cáritas no está renovada en otros lugares de la provincia, no disponen de un amplio apoyo y como consecuencia, no tienen la actividad del grupo de Calañas, porque Calañas, Cáritas Calañas es un modelo a seguir en Huelva.
Quizás parte del maravilloso trabajo que realizan estas personas en Calañas, es porque son verdaderos especialistas en conseguir objetivos, en alcanzar las metas que se proponen y curiosamente porque el lema con el que los alienta Mario es “No os fijéis en las metas, sino en el esfuerzo.” Y ese esfuerzo está consiguiendo que personas que carecen de todo, tenga de todo para vivir. Y por eso Mario estaba satisfecho, porque el sabe que esto es una cadena, y que si ellos no falla, sus voluntarios no fallarán, el pueblo no fallará y hasta Dios no fallará, y reservara la lluvia para por la noche.
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