Por Manuel Contreras
Una mala decisión
Tomó la mala decisión de haber nacido hace justamente dieciocho años, ni un día más, ni un día menos. No acertó del todo al elegir el sexo, cuando le preguntaron de zigoto. Y ni te cuento si se ha equivocado al preferir su condición sexual, a esa edad a la que todos seleccionamos nuestros genes.
Una mala decisión
Tomó la mala decisión de haber nacido hace justamente dieciocho años, ni un día más, ni un día menos. No acertó del todo al elegir el sexo, cuando le preguntaron de zigoto. Y ni te cuento si se ha equivocado al preferir su condición sexual, a esa edad a la que todos seleccionamos nuestros genes.
Del color de piel ni hablamos, una blasfemia. Eso ni que decir tiene.
Ahora eso sí, la patria, eso no se elige, con eso se nace. Como con la sangre azul, que es por imperativo divino.
"Un patriota no cuestiona su bandera, ni el trono y mucho menos el himno."- Eso le dijo el sargento un día antes. Con esa mirada de resquemor, que grita a los vientos “y tú que sabrás”.
Corría por correr, para demostrar ser verdaderos hombres, el pelotón. “El chico negro y maricón delante, para que no se despiste” había dicho el señor de barbas y galones. Él sí supo elegir cuando le tocó hacerlo.
“Por maricón y negro te duchas el último, no vaya ser que…” por comentarios como éste eligió alistarse al servicio militar obligatorio, ¿Quién puede despreciar un buen insulto a tiempo?
Soñaba con que le daban el petate y se iba cada noche. Hasta que le hicieron un hombre, magullándole las muñecas con las ataduras, amoratándole los labios con un pañuelo blanco y limpio. Los pies se lo ataron con un trozo de cuerda. Delante de él tres encapuchados; el retrato del rey junto a la bandera al fondo; símbolos inequívocos de que eran gente de bien, por lo que no había por qué preocuparse.
Algún tipo de pelo en pecho cambió de acera tan rápido, que casi no lo pudo hacer con la nacionalidad, por eso de no ensuciar el honor patrio.
Dígame Abdul, ¿Cómo se siente hoy?- preguntó la enfermera. Él sonrío con las fuerzas que le quedan a quien violan y torturan sus propios compañeros de compañía. “Desde luego que no muy español”.
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