Nuestra querida Lola |
Hoy nuestra colaboradora María Dolores Almeyda nos deleita con una poesía con carácter reivindicativo y solidario con las necesidades de la calle.
No me
avergüenza ser feliz
Casi me da vergüenza ser feliz o parecerlo.Casi me da vergüenza reír en el mercado,
comprar fruta, oler la yerbabuena con agrado
y salir satisfecha de la compra.
Casi me da vergüenza, pero río y le compro
margaritas a la mujer rumana
que me enseña agradecida sus diente dorados
en otra risa amarga y desnutrida.
Y paso de largo ante la voz del ciego, que me ve
y me llama. Hoy no compro, Matías,
no me fían el pan y se acabó el que tenía congelado.
Otro día será, pero y si toca hoy? Quién necesita pan…
así me da vergüenza ser feliz o parecerlo.
Pero estamos a medio mes de abril
y hasta recibir los cuatrocientos euros
de los fondos reservados del estado
falta una eternidad. Con sinrazón nos dicen
los que tienen el derecho de callar
que tenemos agujeros en las manos,
que nos gastamos alegremente todo lo que nos dan
sin merecerlo.
Pues por eso me río y no me avergüenza nada
ser feliz. Porque me gusta vivir rozando el riesgo,
salirme por las grietas de mis posibilidades,
calcular las pericias que puedo hacer con mi fortuna
y consumir mis cuatrocientos golpes
hasta caer rendida ante el cajero.
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