Alex Morales y Matias Rodriguez |
Este fin de semana pasado tuvo lugar la mítica prueba de los 101 kilómetros de la legión en Ronda. A ella asistieron cinco calañeses, y queremos dar voz a dos de ellos mediante su crónica, para dejar constancia de esta hazaña deportiva tan dura, a la vez que felicitarles por enfrentarse a un reto así.
Matias Rodriguez y Alex Morales compitieron en la modalidad de btt (bicicleta todo terreno) y Juan Alberto Sanchez junto con sus hermanos Pedro y Manuel en la modalidad de a pie.
Crónica de Alex Morales:
Después de aparcar y montar las bicis quedamos con Miguel Angel (Seprona) que junto con su amigo nos dio la despedida y nos metimos en el campo de fútbol pasando uno de los controles. Nuestro comienzo no fue favorable ya que el puesto que nos dieron en la salida era de los últimos.
En cuanto pudimos comenzamos a adelantar a ciclistas, aunque con 3500 personas compitiendo no es nada fácil. Sobre todo en las cuestas donde el pelotón no permitía subir con comodidad. Éramos conscientes de que los últimos 26 kilómetros iban a ser muy duros, con unas cuestas muy inclinadas.
En el km 40 había una cuesta de 6 kilómetros que junto con las altas temperaturas, y la gran concentración de ciclistas, nos hicieron muy difícil el seguir adelantando posiciones. Decidimos parar para comer frutas y beber, mientras observábamos como ya había muchos camiones cargados con bicicletas que se retiraban de la prueba.
Alex Morales acompañado de un legionario. |
Tras el descanso volvimos a coger fuerza para los 25 kilómetros que nos restaban hasta el cuartel. Presenciamos un accidente importante que nos asustó, aunque finalmente fue atendido sin la gravedad que en principio aparentaba.
Nos impresionó la llegada al cuartel de la legión, donde pudimos recrearnos un poco y nos invitaron a una gran comida.
Reanudamos la marcha y antes de salir del cuartel me asistieron con un poco de reflex.
Después nos enfrentamos a una cuesta tan inclinada, que tuvimos que subir 2 kilómetros andando con la bicicleta. Las vistas eran increibles desde el peñasco a donde nos llevaba. Aunque la bajada era muy peligrosa y tenías que estar alerta ya que había un precipicio considerable.
La gente, al igual que en la Huelva Extrema, no dejaba de animar y dar bebidas y alimentos a los participantes, por cada finca o casa de campo que pasábamos siempre había alguien dispuesto a tendernos una mano.
Pasamos una larga cuesta con el firme de asfalto que nos dio la vida y llegamos a un río precioso donde nos sorprendimos, ya que estábamos frente a una trocha de cabras que nos obligo a continuar con la bici a cuestas.
Matias Rodriguez en una de las paradas. |
Un terreno de encinas tan hermoso como duro.
Finalmente llegamos a la llamada "cuesta del cachondeo", cuando ya faltaban las fuerzas y después de equivocarnos por otro camino. Llegábamos reventados, aunque sabíamos que era ya la última cuesta, así que sacamos la fuerza de donde pudimos, animados por los legionarios, y finalmente logramos entrar los dos a la vez a las 8:02 minutos.
Entramos sobre el puesto 1000 de los 3500 corredores, yo lesionado y el "Matis" con el cuerpo escocido, pero lo logramos.
Crónica de Juan Alberto Sanchez:
Hace varios meses me propuse afrontar ¿por que no? Una nueva edición de esta mítica prueba. Quería que fuese algo distinto, quería darle un aliciente especial, y así ha sido. Convencí a dos de mis hermanos a que participasen conmigo, y así pudiesen ver la vida con otro prisma.
El primero de mis hermanos operado de corazón no hace mucho, y el segundo al que le gusta el deporte, pero no lo practica con regularidad. Propuesto el reto y lanzado el guante, aceptaron.
Así, el sábado bajo el cálido sol de esta ciudad de poetas y sueños, Ronda, daba comienzo esta edición.
Comenzamos, y eran muchas las almas que llenas de entusiasmo, izaban las banderas de la aventura, y allí que íbamos.
Mis hermanos con ilusión aunque con cierta intriga, daban los primeros pasos, y así trascurrieron 30 kms donde mi hermano el mayor Manuel Sánchez Vélez, siendo consciente de sus limitaciones decide, poner punto final.
Pedro Manuel Sánchez Vélez, y yo asumíamos las circunstancias, y continuábamos con la marcha, llegábamos a Setenil sobre las 22:00, no nos importaba el tiempo, si no la gesta.
Cambiamos el material, camiseta, calcetines, y nos aseamos un poco, y bajo la indescriptible luna, buscábamos llegar al cuartel, km 75. Mi hermano Pedro, se sintió indispuesto por la ingesta de un caldo, que tal vez le paso una mala jugada.
Tras conversar decidimos, que debía poner punto final, y para mi ya era un ganador. Grande Peri, grande. Retomé el camino, ahora quería correr, y correr, y avanzar y dedicarles a mi hermanos, el poder alzar los brazos en meta, no a modo de victoria, sino como una recompensa hacia ellos, por haberme dado tanta motivación, desde que nací.
Me quedaban los kms mas tremendos, pero me armé de valor, y en cada paso, en cada zancada, clavava con mas fuerza los bastones en el suelo, mi perra Dana, que en ningún momento desfalleció me brindó su incondicional fidelidad, y a modo de cómplice era mi compañera de silencios.
Juan Alberto Sánchez y su perra tras llegar juntos a la meta. |
Marchaba y corría y adelantaba a todos aquellos que corrieron en la primera parte de la prueba, o que al igual que yo al principio, ahora andaban, las imágenes eran desoladoras en algunos momentos. Corredores que solo con el aliento queria llegar a meta fuese como fuese. Otros que usaban los bastones como un sustento de vida. La noche me cubría las espaldas, y pronto el amanecer me hizo abrir las pupilas, y ver que todo esfuerzo tiene su recompensa.
Mi chica Zania Saleh ya estaba en meta, había hecho una extraordinaria primera parte, pero pese a sufrir los kms finales podría sonreír al final. Como os decía, amanecía, y el tajo asomaba en el horizonte de mis ojos, casi justo por encima de mi cabeza.
Tocaba darle rienda suelta al corazón, y darlo todo. La cuesta del cachondeo, a trote ligero, y tomada la curva del famoso barrio emprendia los 2 ultimos kms. Ánimos, vítores y ovaciones, Ronda no duerme ese día, y se rinde ante nuestro esfuerzo.
Llegando a la altura de la plaza de toros, Dana mi perra, al escuchar los aplausos, ya sabe de que va esto, me mira, y unidos por aquello de hombre y mascota, decidimos entrar a lo grande, al mas puro estilo maratoniano, entrando en la ultima curva, echando el resto.
Cómplice en la curva que da acceso a meta, mi hermano Manuel Sánchez Vélez, y un sonriente guiño lo decía todo. Va por Ti y por Peri (Pedro Manuel). Nos volveremos a ver.
Gracias a todos y todas las personas que seguís confiando en mi. Mi deporte no es la victoria, sino el sacrificio del día a día.
Gracias a mi pueblo, CALAÑAS, nunca lo dejo atrás
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