Por Manuel Contreras
El señor Felipe González ¿Se acordáis? Aquél que proclamaba a los vientos el socialismo, la libertad, lo público, etcétera. Pues ha muerto, sí, sé que lo veis en televisión y lo oís en la radio, pero éste es un fantasma liberal, no queda nada de aquél. Las proclamas de Podemos no le gusta y las tachó de Bolivarianas y utópicas, no entró en detalles, nunca entra, ni él ni ninguno, de la "casta" como dice Pablo Iglesias. Todos hablan de utopías y realidades, ninguno pone por delante los números, ni enumera los intereses particulares o partidistas. Esos no son utópicos, sino invisibles. González, no chocheaba cuando dijo que el PCE (PP europeo) y los Social-demócratas debían hacer un gran pacto en contra de otras fuerzas políticas entrantes, si señor "Viva la pluralidad", sino que tenía miedo de perder el sistema socio político actual.
Caricatura de Felipe González. |
De las proclamas de Podemos (y de otras alternativas al bipartidismo) dice veladamente que "Una alternativa bolivariana para España y para Europa sería una catástrofe sin paliativos", el uso del miedo nuevamente usado en política. Horizontes lejanos convertidos en catastróficos, escenarios de horror. Quizás, Felipe no se habrá dado cuenta, con tanto trajín y tantas ocupaciones, que el escenario horrendo es el que tenemos, y que el reparto de las miserias que vaticina; "alternativas bolivarianas influidas por algunas utopías regresivas" que conducen "a lo de siempre", de manera que "se reparte igual, pero miseria, salvo la nomenclatura, que nunca se queda con miseria"; son una realidad hoy día. Que la desigualdad en Europa ha crecido de forma alarmante y que nos dirigimos hacia un sistema liberal, como el Americano, de tal forma, que un jefe pueda cobrar 900 veces lo que un empleado, y que éste último esté en el umbral de la pobreza aún trabajando a jornada completa, este escenario es real Felipe, no un augurio.
Sería preciso que tires las chaquetas, todas, la de pana y las de ahora, y reflexiones en la calle qué es el socialismo y la sociedad del bienestar, la igualdad entre ciudadanos y para qué sirve la política. Pensar en gente que no tiene casa y sí una deuda con un banco al que ha rescatado con sus impuestos, los que se les retiene de su prestación por desempleo, si aún tiene. Sería necesario que piense en los problemas productivos derivados del alto coste energético que no es consecuencia de su generación, sino de la especulación. De los margenes gananciales en según que sectores, y que lastran en gran medida otros, como puede ser el primario. Que piense qué queda de la enseñanza y sanidad públicas, de la sostenibilidad ambiental. Podría seguir defendiendo, claro, los paraísos fiscales, a los corruptos y a los favores entre empresas y políticos. Quisiera refrescarle la memoria, hay algunos que ocupan altos puestos en empresas tras dejar su cargo político, no sé si le suena.
Y tal vez, deba reflexionar sobre qué es la honestidad política y la credibilidad, pues de esto carece su partido y el que gobierna, y hasta usted mismo, al menos para aquellos que caminamos sin una chaqueta con siglas y un logo como mordaza.
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