Entrevistamos al que es desde el pasado día 21 de septiembre, es el nuevo párroco de Calañas, para ver como se siente en este pueblo desde su llegada, como ha vivido la romería y otras cuestiones sobre la iglesia en los tiempos actuales y la fe. Y aprovechamos la ocasión para agradecerle su colaboración y amabilidad para poder realizar este artículo.
Francisco Javier Real Álvarez |
- Buenas tardes, ¿Cómo se ha sentido en Calañas durante este
tiempo?
Desde que
llegué a nuestro pueblo el pasado 21 de Septiembre, me he sentido muy bien acogido
entre la gente. Después de un periodo de falta de cura en la Parroquia y en el
pueblo a causa de la enfermedad del padre Guillermo, la gente estaba ansiosa
por tener un cura “pa Calañas”. Y cuando llegué, me sentí muy bien recibido.
Desde ese
día hasta hoy me he sentido muy bien entre vosotros. Y lo más importante, me he
sentido querido, a pesar del poquito tiempo que llevo aquí.
- ¿Ha encontrado diferencias entre esta Parroquia y los
anteriores lugares dónde ha estado?
Cada
Parroquia es distinta, como cada pueblo tiene su cultura y su manera de
contemplar la vida. Durante los 10 años que llevo de cura he estado en sitios
muy distintos.
Empecé a
ejercer mi ministerio en Roma. De allí fui a Punta Umbría, donde estuve un año.
Luego me destinaron a Almonte y el Rocío, donde estuve siete años. Y ahora
estoy por aquí. En estos diez años he pisado la Costa, el Condado y el Andévalo
de Huelva. Y en todos los sitios me he sentido muy bien, muy querido y muy bien
acogido.
La
diferencia entre un sitio y otro reside en los hombres que lo habitan y en su
manera de festejar la fe y de contemplarla. Punta es un pueblo turístico y que
vive para la pesca y la playa, por eso quieren mucho a la Virgen del Carmen.
Almonte es un pueblo centrado en su fe a la Virgen del Rocío; y Calañas tiene
como centro a la Virgen de la Coronada. Todos ellos tienen como característica
su profunda devoción a la Virgen. Así que aunque los hombres sean distintos, en
el fondo todos tienen muchas cosas en común.
- ¿Ha cambiado en algo su opinión sobre la romería? ¿Sobre
la devoción del pueblo y su forma de vivirla?
Después de
vivir la vuestra y de estar muchos años viviendo la mayor romería de España,
sigo pensando lo mismo: la romería es la manifestación exterior de la alegría
de la fe. El hombre necesita expresar esa alegría. Y lo hace cantando, bailando
y pasándolo bien. Lo cierto es que para que todo sea bueno, tiene que tener un
equilibrio y una mesura. De ahí la importancia de no romper ese equilibrio y de
saber distinguir bien las cosas: la romería sin fe, será muchas cosas, pero no
es una romería.
- Mucha gente piensa que los movimientos marianos están de
moda simplemente por su condición lúdica, más que por la fe cristiana ¿Está de
acuerdo?
Evidentemente
cuando vas a una romería te encuentras muchas cosas. Pero desde mi experiencia
personal, especialmente en los últimos años con la crisis, creo que la gente
sigue acudiendo a los grandes centros marianos por su enorme devoción a la
Virgen. Varios ejemplos: estos años atrás, en los días de la Romería del Rocío
había menos gente, sin embargo en el momento de la Procesión de la Virgen la
aldea estaba colapsada de tantísima gente que había; y otro ejemplo: en el
último traslado de la Virgen del Rocío a Almonte se contabilizaron millón y medio
de personas haciendo el camino… y lo importante es que en ese camino “ni se
come ni se bebe”.
Luego yo
pienso que la fe está presente en todas esas personas que acuden a ver y a
estar con la Virgen, llámese Bella, Coronada o Rocío. Pero somos humanos, y
nuestra alegría se transmite a través de lo lúdico. Es algo bueno y sano,
siempre que se haga guardando el equilibrio y usando bien la cabeza.
La romería
de la Virgen de la Coronada me ha gustado mucho y me ha impresionado de forma
excepcional, ya que precisamente en los quince días que la Virgen pasa en el
pueblo, la inmensa mayoría de los actos son religiosos, centrados en Jesús y en
la Virgen. En los días de la novena, en los momentos del ángelus, en el pregón
de la romería, en la procesión de la Virgen… todos esos momentos están cargados
de un profundo sentido de amor a la Virgen y a su Hijo Jesucristo. Tenemos una
romería preciosa y que tenemos que cuidar mucho, para que no pierda ese sentido
cristiano y mariano.
- Centrándonos en Calañas habrá notado que hay una mayor
asistencia a los actos religiosos en honor de la Virgen de Coronada, frente a
los de Jesucristo. ¿Es justificado tener una fe mayor en la Virgen de Coronada,
o Jesús debe de estar por encima?
Los actos
de la Virgen, son actos en honor de su Hijo, Jesucristo. La gente acude a los
actos que se celebran en la Iglesia cuando está la Virgen en nuestro pueblo,
porque le tienen un cariño especial. Pero esos actos son de adoración a su
Hijo.
El centro
de nuestra fe es Jesús, muerto y resucitado por todos los hombres. Nada ni
nadie puede ocupar el lugar de Jesucristo. Los cristianos en el culto
distinguimos entre “adoración”, que solo se debe a Dios y “veneración”, que se
da a la Virgen y a los Santos. Cuando los cristianos veneramos a María, lo que
estamos haciendo es adorar a Dios por las maravillas que ha hecho en Ella y que
hace en nosotros a través de Ella. Pero la Virgen nunca puede ocupar el lugar
de Jesús. Somos “cristianos”. Si hay alguna persona que diga que cree en la
Virgen, pero que no cree en Jesús o en Dios, está siendo infiel a la Virgen,
porque está rechazando el gran regalo que la Virgen nos ha dado: su Hijo.
Dicho esto,
también es importante decir que como hombres que somos, muchas veces es
comprensible expresar mucho cariño hacia nuestra Madre la Virgen de la
Coronada, ya que nos recuerda a nuestras madres biológicas: su cariño,
cercanía, escucha. Dios nunca se pondrá celoso de su Madre porque sus hijos la
queramos. Pero lo que quiere Dios y lo que quiere la Virgen es que a través de
ella encontremos a Cristo.
- ¿Qué significa para usted ser cristiano?
Ser
cristiano significa haber descubierto a Jesucristo como Señor de tu vida, como
la Luz que te da sentido y como el camino que te conduce a la plena felicidad.
Ser cristiano significa tomar a Cristo por el modelo de tu vida e intentar, y
recalco lo de intentar, imitarlo, ya que somos humanos y nuestra vida es un
continuo caminar para intentar imitar al maestro a pesar de las caídas. Lo
importante es tener clara la meta y esforzarse por alcanzarla: Cristo y su
Reino.
- Como bien sabe, cada domingo la mayoría de feligreses son
personas de avanzada edad ¿Cuál cree que son los motivos por los cuales la
gente joven se está alejando de la iglesia? ¿Cree que la iglesia debería
adaptarse a la realidad actual? ¿Y cuáles son los aspectos que cambiaría?
La respuesta
sencilla sería que sí, aunque la realidad no lo es tanto. Quizás la Iglesia no
ha sabido conectar con una buena cantidad de jóvenes, ya que ha puesto mucho el
acento en la defensa de ciertos aspectos morales y éticos. Los últimos
comentarios del Papa al respecto son sencillos: hay que dar importancia al
centro de nuestra fe: el encuentro gozoso con Cristo. Es aquí donde la Iglesia
tiene que cambiar y buscar nuevos cauces para ese anuncio.
- ¿En qué momento sintió la llamada de Dios? ¿Y por qué?
Desde muy
pequeño empecé a plantearme esa “llamada”, ya que mi familia siempre ha
intentado vivir los valores y la fe cristiana. Mi abuelo especialmente era el
que me ayudó a profundizar en esa fe y a tener una relación con el Señor. A
partir de ahí empecé a formar parte del coro de mi parroquia en Lepe. Después
estuve de monaguillo. Y un día mi párroco me invitó a ir a unas convivencias
que se organizaban en el Seminario. Allí conocí a curas jóvenes y empecé a
plantearme que esa podía ser mi vida.
Ingresé en
el Seminario, completé allí mis estudios de BUP y COU y cuando hice la
Selectividad ya tenía más claro que este camino era el que Dios quería para mi.
Así que después de 6 años de carrera, recibí la Ordenación Sacerdotal con 24
añitos por manos de mi querido Obispo, D. Ignacio.
- ¿Cuáles es o son sus versículos favoritos?
Empiezo a
pensar y se me vienen miles a la cabeza. Solo se me ocurre invitaros a que
descubráis la enorme riqueza que encierra la Sagrada Escritura, ya que
cualquier parte contiene un enorme tesoro para toda persona.
- Hay algunas partes de la Biblia que se dan poco a conocer
como el Apocalipsis ¿Cuáles son los motivos?
Todas las
partes de la Biblia se dan a conocer. Es más, si acudes frecuentemente a la
eucaristía, apreciarás que en el año se lee toda la Biblia. Para que esto pueda
darse, la Iglesia ha dividido la Biblia en tres partes o ciclos: ciclo A, ciclo
B, ciclo C. En tres años, el cristiano en las celebraciones litúrgicas puede
escuchar y enriquecerse con la lectura de toda la Sagrada Escritura.
Es cierto,
que dentro de la Sagrada Escritura hay partes más sencillas de entender y otras
no tanto. Una de esas partes más complicadas es el Apocalipsis por la cantidad
de símbolos que encierra. Pero nada se oculta, todo está abierto para quien
quiera informarse y formarse.
- ¿Una persona que siga los valores cristianos pero que no
tenga fe, podría ir al cielo?
Por
supuesto. La misericordia, el amor de Dios y su voluntad salvífica está por
encima de cualquier mediación humana. La Iglesia siempre ha afirmado que ella
misma es una mediación para que el hombre pueda alcanzar esa salvación. Pero
Dios puede salvar por otros medios al hombre, siempre que éste actúe desde la
buena voluntad.
- ¿Existe el
infierno?
Por
supuesto. Aunque tampoco lo podemos entender como un lugar ni un sitio
concreto, sino como un estado: la situación de aquellas personas que conociendo
la salvación y la misericordia de Dios, han decidido rechazarlas.
- ¿Cómo ve el mensaje del Papa Francisco y su elección?
La elección
del Papa Francisco ha traído aire fresco a nuestra Iglesia. Su manera cercana
de hablar tanto a los de dentro como a los de fuera de la Iglesia; su manera de
vivir el mensaje evangélico y demostrar coherencia; su alegría al transmitir el
Evangelio; etc. Todo eso ha significado para la Iglesia un enorme estímulo para
seguir anunciando a todos los hombres la Buena Noticia de Jesús, sabiendo que
tenemos que adaptarnos a los tiempos y a los lenguajes de los hombres de hoy y
sobre todo dando importancia a aquellos que son los más marginados de nuestra
sociedad: una Iglesia pobre y para los pobres.
Francisco Javier Real Álvarez
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