Por José María Ortega
Esta temporada de caza sigue la línea descendente de estos últimos años, salvo los cotos en los que se sueltan perdices y algún raro lugar donde aun prospera a duras penas el conejo, la caza menor se sustenta con la incertidumbre de las migratorias y alguna liebre que es la única especie que parece querer tirar para delante. La perdiz a pesar de la buena primavera del año pasado no se recupera de forma palpable y sigue siendo muy complicado colgar una percha decente de ellas en nuestros montes, salvo que se realicen sueltas de patirrojas de granja, práctica que cada vez es más habitual en los cotos Calañeses, tanto para cazarla a mano, como con los reclamos en las jornadas de invierno.
Esta temporada de caza sigue la línea descendente de estos últimos años, salvo los cotos en los que se sueltan perdices y algún raro lugar donde aun prospera a duras penas el conejo, la caza menor se sustenta con la incertidumbre de las migratorias y alguna liebre que es la única especie que parece querer tirar para delante. La perdiz a pesar de la buena primavera del año pasado no se recupera de forma palpable y sigue siendo muy complicado colgar una percha decente de ellas en nuestros montes, salvo que se realicen sueltas de patirrojas de granja, práctica que cada vez es más habitual en los cotos Calañeses, tanto para cazarla a mano, como con los reclamos en las jornadas de invierno.
El conejo es una especie, que a mi modesto entender, y a día de hoy debería estar protegida por la ley y las liebres son más habituales por nuestros campos pero poco más. Se han abatido un número interesante de pitorras aunque nada como para dedicar una jornada de caza exclusivamente para ellas y el zorzal, ha tenido rachas, en este Otoño tan extraño. Las palomas sólo se han visto al final de la temporada, nada que ver con el año pasado, cuando su abundancia recordó a los palomeros aquellos maravillosos años de hace más dos décadas.
La caza mayor se sustenta con las ciervas, especie cinegética que para muchos monteros no cuenta como tal, y ciervos de pequeña envergadura en sus cornamentas. Los jabalís en clamoroso descenso ha sido el gran ausente, salvo en un par de monterías donde fue el protagonista de las jornadas, posteriormente podemos catalogarlo como anecdóticos, lo cual, a desmerecido las monterías para los monteros de verdad. Si es cierto que se han abatido reses, pero no tantas como años anteriores y de una calidad en trofeos bajísima. De esta manera la caza mayor se resume en pocos “guarros" y muchas "pepas”.
Rodriguez de la fuente de parte de tus compis de tharsis y SB que mas PH y menos matar animalitos ahi que dejarlos crecer. Por tus palabras como siempre fenomenal esperamos con ganas tus siguientes publicaciones. Has nacido para esto.Muchos abrazos
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