Por: Manuel Contreras Acuña; elmorante.es; contranatura.
Harto, inconfundiblemente cansado, de que le sieguen la voz
de forma caprichosa e hiriente, el ciudadano pide impotente que se cumpla con
su voluntad. Que vuelva la democracia.
No sé si la hubo algún día, cuando entre unos pocos
decidieron qué camino debía tomar España tras la muerte del genocida, que la
gobernó durante cuarenta años, ya que aquel referéndum fue parcial.
Y es que el ciudadano está harto, de que el gobierno de la
nación la conduzca a través de "decretazos" sucesivos. De que la manifestación de
cada día, sea contestada no con escucha, sino con una ley contra el espíritu
libre de la democracia, la reunión y el derecho a opinar. Un gobierno que ancla
su legitimidad en la votación cuatrianual (hay casi un 40% de ciudadanos que no votan a ningún partido, son mayoría), que entierra cualquier otra opción
de que el ciudadano participe y se exprese, como lo que es, el verdadero
patrón, y que se muestra como un gobierno antidemocrático, porque los
gobernantes, todos, deben ser en una democracia, una representación
de la voluntad popular, no un obstáculo.
La consulta a la ciudadanía, el referéndum, son a día de hoy
un galimatías, un improperio al gobernador, un elemento etéreo y platónico. Un
lugar exigible y para el aplauso el día de la constitución o el día de cada
comunidad, un exabrupto elegante y políticamente correcto, pero de difícil
digestión en la práctica. En más de treinta años de democracia sólo tres
referéndums.
Todos, de todas las fuerzas políticas, adoran a la dama
ficticia que llamamos democracia, pero la hieren negándole al ciudadano la voz
y el voto.
Ha sido muy comentado el hartazgo en Gamonal o en Alcázar,
dos lugares en los que sus alcaldes se negaban a oír a los ciudadanos, negativa
que en el primer caso fue retractada, sin embargo, en el vecino pueblo de
Sevilla, el señor alcalde manifestaba que su legitimidad estaba en la votación
que cada cuatros años hacen los vecinos del pueblo, los cuales más allá de
exigir un cambio en la opción de su gobernador, exigían un referéndum vinculante,
de modo que fuese el gobierno de todos el que decidiera. La negativa de este
alcalde es un ejemplo claro, inconfundible de robo al ciudadano al derecho a
participar en el día a día de la política de su ciudad o país.
Otro caso es el de la oposición de algunos alcaldes a que
sean filmados los plenos, no sólo le siegan la voz al ciudadano, sino que no le
dejan ver. No sé qué conciencia política tienen estos señores. Hoy, es el caso en
éste pueblo, la alcaldesa, del PSOE como el de Alcázar, del PP, niegan al
ciudadano el derecho a participar en este estado que presume de DEMOCRÁTICO, se
lo habrán oído decir el día de Andalucía a unos cuantos políticos, pero es
mentira.
Y ésta mentira no tiene fin, a la deshilachada marioneta se
le ve demasiado sus entresijos, dónde calculan y mandan entes de poder no
democráticos, como el FMI (Fondo Monetario Internacional), el BCE (Banco
Central Europeo) o las agencias de calificación, las cuales reglan el devenir
de los ciudadanos sin haber sido elegidos democráticamente. Ponen y quitan
gobiernos, los manejan a su antojo.
Pero el político mira tan poco afuera de sus filas que no ve
todo esto, simplemente se adapta, e intenta convencer a su jefe de su valía,
pero su jefe no son los ciudadanos, NO, sino que lo es un afiliado con mayor
poder que él. Afiliados todos, de cualquier sigla, que no oyen al ciudadano, al
que tapan su boca con una papeleta cada cuatro años, al que ocultan su gestión.
Y es que el dinero de su empresa política tiene como objetivos ganar elecciones
no hacer política, campañas que son financiadas en algunos casos con fondos
fraudulentos, como los que se investigan en el PP, y que, en su mayoría, carecen
de la transparencia adecuada para su legitimidad ética. Además están “Los Dedazos”
que ponen y quitan candidatos según intereses partidista, de todos los colores
los hay, pero valga como referentes el dedazo de Aznar que puso al frente de
las tropas a Rajoy, o el caso de Chávez con Griñán y de éste con Susana Díaz,
estos dos últimos entrando a gobernar en medio de una legislatura, sin embargo,
a ninguno se les ocurrió convocar elecciones inmediatamente.
Pero no quiero dejar títere con cabeza, pues en eso se han
convertido los sindicatos, en títeres
políticos que se alejan de la lucha obrera y se acercan a la subvención y la
corrupción con demasiada cotidianidad. Ni siquiera ellos, que representan la
política de la calle, del trabajador, están a la altura de la verdadera acción
política y democrática, ya que también en estas organizaciones las votaciones y
sistema de elección se parece al sistema
actual de los partidos políticos con listas cerradas y carreras profesionales
que se alargan para el beneficio individual de los líderes sindicalistas.
La democracia lejos de ser una realidad es una quimera, tal
vez una ramera, disfrazada el día de las elecciones que se vende al mejor
postor. Un "mare magnum" de codicia partidista, corrupción y látigo para el que
hable fuera de la lección aprendida, para el que se aventura por sendas
distintas a la disciplina de partido. Un lugar de las ideas corrupto, dónde
hierve en frenesí el ansia de poder y dinero, donde las constituciones se
cambian en 48 horas para los que mandan de verdad, en los que un simple medio
de comunicación independiente como éste, es vetado a grabar un simple pleno en
un pueblo sin importancia.
Se busca, han secuestrado a la democracia.
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