Por Fernando Verde.
Según Gérard
Genette, autor de la obra Palimpestos: La literatura en segundo grado,
la intertextualidad podría ser definida como la presencia más o menos soterrada
de un texto en otro posterior. Así podemos encontrarnos retazos de Macbeth en
Las dos torres de Tolkien, similaridades sorprendentes entre dos
personajes odiosos por igual como son Madame Bovary y La Regenta, o pasear por
Dublín con los ojos de Ulíses. Estas referencias, alusiones, recreaciones, o en
su forma más vil, plagios, pueden ser encontradas no sólo en la literatura.
Todas las formas artísticas rezuman intertextualidades en mayor o menor grado:
Bacon y Velázquez, Los Simpson y Kubrick (por sólo citar un ejemplo de esta
serie impagable) o Los Piratas y El último de la fila. El arte no es sólo
crear. También es recrear.
Pero la
intertextualidad va aún más allá. Es capaz, para aquellos que tengan ojo
avizor, de tender puentes entre el arte y la vida. En esta vertiente, la
comprensión de las intertextualidades en raras ocasiones podría disfrazarse de
las epifanías de T.S.Elliot. Otras, son chistes de los cuales somos
objeto. Un mundo feliz y Fahrenheit 451 son distopías muy
conocidas por ciertas generaciones que ya sobrepasan la treintena. No así para
los más jóvenes. Y es terrible. Puesto que su lectura ayuda a comprender el
tipo de sociedad en que nos estamos convirtiendo. La aceptación de la casta
social y del desempeño de una labor gracias a la droga llamada “soma” y la
prohibición de la lectura, del saber, del poder ver más allá, se está
convirtiendo en norma, aunque nunca en normal. La cultura languidece entre
impuestos exacerbados y telerrealidades ficticias, amén de otras flagelaciones.
Los grandes-hermanos crean una imagen de falsos modelos de conducta, que
bombardean las mentes de personas que jamás sabrán de dónde viene esta
intertextualidad. Los veintiún-por-ciento-de-IVA hacen arder las páginas de
libros ya escritos, y lo que es peor aún, de libros aún no natos. Pero de los
no nacidos ya hablaremos en otra ocasión.
Si usted está leyendo esto, gracias. Aunque el mundo sería más feliz si entre todos animáramos a aquellos de nuestro alrededor a la lectura, al (auto)descubrimiento, a nuevas vidas. Y aquí va la última: “Si no quieres ser como ellos, lee.”
Si usted está leyendo esto, gracias. Aunque el mundo sería más feliz si entre todos animáramos a aquellos de nuestro alrededor a la lectura, al (auto)descubrimiento, a nuevas vidas. Y aquí va la última: “Si no quieres ser como ellos, lee.”
hzasuirghvidr
el vacío jamás nos abandona
camina tras nosotros una vez que lo hemos atravesado
y sé que jamás seré el príncipe hamlet
y que jamás se supuso que lo fuera
pero envejecer... joder, cómo envejezco
me aferro a sombras porque estoy demasiado expuesto a la
luz
tan atraído y absorto por la tragedia que deseo arder con
ella
adopto las formas y maneras de la alegría
porque sé que jamás seré el príncipe hamlet
y puedo citar a shakespeare, a t. s. elliot, a stephen
king y a su gran puta madre
pero no puedo dejar atrás el vacío
porque aún dejándolo todo
el vacío es lo único que nos queda
No hay comentarios: