Por Manuel Contreras Acuña, elmorante.es, contranatura.
Las cifras oficiales nos dan un alivio, baja el paro, no en una cifra muy grande, un puñado de cientos de personas, pero baja. Por lo que cabría decir que es una gran noticia, o tal vez no. Si reflexionamos de verdad, y nos quitamos de encima los aparejos de una sociedad rígida y construida sobre ideas inamovibles, si rasgamos un poco más podremos tener otra visión.
Las cifras oficiales nos dan un alivio, baja el paro, no en una cifra muy grande, un puñado de cientos de personas, pero baja. Por lo que cabría decir que es una gran noticia, o tal vez no. Si reflexionamos de verdad, y nos quitamos de encima los aparejos de una sociedad rígida y construida sobre ideas inamovibles, si rasgamos un poco más podremos tener otra visión.
¿Cuál es el objetivo vital de una persona? ¿Trabajar? Creo
que no, que nadie se identificaría con esta idea, el objetivo, es la felicidad.
El trabajo es un vehículo hacia la felicidad, porque es el modo de hacerse con
los recursos que necesitamos. Pero lo que necesitamos son los recursos no el
trabajo, ni el dinero, ambos son instrumentos. En esta sociedad hemos
confundido los objetivos con los instrumentos para llegar a ellos.
Que la gente trabaje no quiere decir obligatoriamente que se
logren los objetivos que una sociedad moderna debe perseguir. En absoluto. Hoy,
hay gente trabajando para mal vivir, gente que trabaja sin contratos, gente a
la que se humilla para conseguir un puesto y durante el transcurso del trabajo.
Si miramos en la prensa, un día sí y otro también, vemos ofertas de trabajo no
remuneradas, pruebas que se alargan indefinidamente y en trabajos en los que no
tiene sentido, como limpiadoras. Hoy mismo he leído que se han denunciado casos
en los que a los aspirantes se les hacía bailar o jugar a “las sillas” durante
una entrevista.
Estos nuevos puestos de trabajos son simplemente un
espaldarazo a una política nefasta, de un gobierno, que es ya el peor de la
historia democrática, que ha roto con los derechos de los ciudadanos y que
gobierna sin hacer consultas. Y es que la cuadrilla de Rajoy, confunde los
objetivos reales que persiguen los ciudadanos. Heredero de un desastre
compartido con el PSOE, ambos partidos nos llevan a la deriva de una sinrazón,
al menos en lo que más me preocupa a mí, los derechos sociales, la libertad y
unas condiciones de vida razonablemente buenas.
Se ha priorizado desde hace años el déficit a las personas,
los países lo forman las personas, no los valores bursátiles. Déficit, que es
causado por una deuda bancaría pública, de la que no se conoce que parte es
legítima, ya que buena parte se forjó por la corrupción y las malas decisiones,
y otra buena parte nada en paraísos
fiscales. Igualmente se le da prioridad a la “productividad”, el uso de
eufemismos en política es lamentable, y cada día es más habitual. Definamos
productividad y entenderemos el desorden de la política laboral.
La productividad depende de varios aspectos: energía, gastos
en materias primas y maquinaria, gastos de distribución y comercialización
(publicidad), salarios, organización, investigación y desarrollo.
Para ser más productivos, es decir, producir más barato,
podemos reducir el coste de cualquiera de estos elementos, el caso de la
energía, que merece otro artículo, es muy peculiar, ya que hay un estado de
oscurantismo que impide que el sistema se alimente de una energía más barata,
limpia y menos dependiente de terceros países y de la bolsa. Los costes de
materias primas y maquinarias están limitados por el mercado, hay casos en los
que los márgenes no están bien regulados, y en los que los distribuidores
finales se llevan márgenes de hasta el 200 %, un caso claro son los productos
agroalimentarios. Y por otro lado, están los salarios, donde se ha aplicado toda la política
laboral, pero que olvida el aspecto organizativo, no hay que olvidar que la falta de
productividad está directamente relacionada con una mala organización
empresarial o porque hay empleados realizando labores que no les pertenece, el
intrusismo laboral y lo que llamamos “enchufes” son una lacra para el buen qué
hacer empresarial. Y por último la investigación y desarrollo, esta inversión
ha sido vista como un lastre, más que como una oportunidad, en gran medida las
oportunidades de venta en el futuro van a venir, no por tener mejores precios,
sino por tener productos de calidad y únicos, no se ha trabajado en ello con la
fuerza que se debe.
Por ello entiendo que el uso del término “productividad” que
se hace desde la política me parece erróneo, intencionado y que complace a
intereses de ciertos lobbies. Así pues el que haya más trabajadores no quiere
decir que la sociedad avance, el trabajo de calidad es el que hará que esto sea
así. Y llevamos más de 30 años de políticos de izquierda o de derecha sin hacer
una reforma efectiva que mejore las condiciones de los trabajadores y la
productividad del sistema. No podemos seguir con más parches.
Por cierto, en 1861, con pleno empleo en Estados Unidos comenzó la guerra de Secesión, el
motivo, la esclavitud. Todos trabajaban pero ¿Cómo?
http://manuelcontrerasacuna.blogspot.com.es
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